miércoles, 9 de marzo de 2016

La importancia de creer

No hay que ver para creer, hay que creer para ver...
Una vez que has adquirido un pensamiento más profundo y receptivo, a la vez que has aumentado tu grado de amor, por fuerza te toca creer en todo lo que piensas y sientes. Porque cuando crees profundamente en algo, automáticamente comienza a tomar forma en tu mañana en un sincronismo mágico con el universo. Primero llega la energía del pensamiento que remueve los átomos de las dimensiones superiores, luego se va materializando en las dimensiones inferiores a modo de experiencias (la materia siempre sigue a la energía). Recuerda que la mente es una fábrica de crear realidad, pero si no crees en lo que piensas nada acontece, nada cambia y todo continuará como siempre en tu vida.
Cuando crees todo cobra sentido, el pulso de la vida latiendo sobre el destino que imaginas...
Cuando crees mucho tiempo nace la fe, una visión más profunda y elevada que la creencia porque posee una vibración emocional más acelerada. Medita que con la fe como compañera nunca dudaras de lo que piensas o crees, te hará más fuerte emocionalmente y descubrirás que ningún sueño nace de lo imposible. Comprende que el universo existe para servirte, pero solamente lo hará si dotas a tus pensamientos emoción y fe, el caballo y el jinete que necesitas para que todo lo que imagines aparezca en tu vida.
Sostener la vida en un instante que se vuelva eterno... ¿Acaso no consiste en eso la felicidad?
Y por último, solamente te quedará sostener en tu mente todos los pensamientos y emociones que has ido creando, intentar que no decaiga esa conexión mágica que has ido estableciendo con el universo (Akasha) y con tu ser interior. Piensa que eres cuerpo y la vida te zarandeará con los problemas propios de la realidad material en la que existes, pero también eres un alma sabia que reencarnado muchas veces, ese ser inmortal que ha vivido muchas vidas y que te dará la fuerza necesaria para salir más fuerte de todas las acometidas del destino.
Lo que cuenta no es el destino, lo importante es el viaje...
Ahora ya tienes las tres herramientas imprescindibles para comenzar tu particular viaje espiritual; un pensamiento renovado, una vibración más amorosa y fe en tus creencias. Porque así es como se crea la magia, siempre desde dentro hacia afuera, a partir de la mente del alma hacia la mente del cuerpo, desde la emoción más profunda hacia el sueño conquistado.
Vive hasta que te se caigan los ojos de felicidad, siente hasta que el tiempo se evapore en un instante; ama hasta que las luces de las estrellas alimenten los latidos de tu corazón...

No hay comentarios:

Publicar un comentario